jueves, 14 de junio de 2018

Españoles en el Tour, Jesús Gómez Peña

CARLOS VILLALBA GALÁN

El Tour de Francia es la prueba reina del ciclismo. Estar en la salida de la ronda gala es estar en lo más alto de este deporte. Una forma de medir la salud del ciclismo español es a través del número de ciclistas españoles que participan en la prueba. Hemos representado esta participación a lo largo de los últimos treinta años, y hemos querido contar con diferentes personas del mundo del ciclismo para que nos den su opinión sobre los datos que arroja la siguiente gráfica. 








Jesús Gómez Peña será el primer analista de esta gráfica. Actualmente trabaja como periodista en la sección de Deportes de EL CORREO. Su gran experiencia en ciclismo nos permitirá entender mejor estos datos.  





Hasta 2005, hasta la creación del UCI Pro Tour, el nivel del participación del ciclismo español en el Tour dependía del propio pelotón español. Eso cambió con el UCI Pro Tour. Este deporte pasó a otra dimensión. Confirmó su vocación de globalidad, se abrió definitivamente a países que parecían ajenos y fomentó la creación de carreras en lugares lejanos. De repente, el viejo ciclismo europeo perdió parte de su centralidad. Francia, Bélgica y Holanda se han adaptado. Italia sufre. Y España ha sido la peor parada. A esa ampliación de fronteras se sumó al mismo tiempo el escándalo de la 'Operación Puerto' (2006). El dopaje decapitó la apuesta de la empresas locales por el patrocinio ciclista. También se alejaron las instituciones públicas, sostén económico de muchas carreras. Y, como puntilla, la cobertura televisiva casi desapareció. Las vueltas de una semana se quedaron sin equipos de primer nivel, sin televisión y sin financiación. En una década, la lista de pruebas ha empequeñecido de forma brutal. El ciclismo español se ve preso de esta espiral sin salida: no hay equipos porque no hay patrocinadores, que no ven rentable su inversión porque no aparecen en la televisión. A eso le puso el lazo negro tanto lío con los atajos farmacológicos. Salir de ese laberinto es casi imposible. El ciclismo español no será nunca lo que fue. Estamos en otro tiempo. Hay que asumirlo. El futuro más próximo pasa por conservar como si fuera oro el único equipo con categoría UCI World Tour y fomentar la creación de escuadras de segundo nivel que alimenten de dorsales las pocas carreras locales que quedan. A medio plazo no volverá a haber cuatro conjuntos españoles en el Tour. El ciclismo es hoy mucho más universal. En 2007, cuando aún los efectos de la  'Operación Puerto' no habían explotado del todo, hubo 41 españoles en el Tour. En 2017, 14. El futuro estará más cerca de esta última cifra que de la anterior. Con pocos equipos y pocas carreras, España ha puesto un tapón a la salida de talentos en el campo amateur. El ciclista español suele ser de maduración lenta. Eso le penaliza en este entorno hostil. Se nota en la edad de nuestros corredores de primer nivel. Viejos. Sólo Mikel Landa camina con luz propia entre los restos de la gran generación de Contador, Valverde, Samuel y 'Purito', y los que vengan, si vienen, a sustituirlos. 



En cuanto a las cuestiones que me planteas: el Tour de 1995, que tuvo una participación escasa de corredores españoles, lo recuerdo como espectador. Debuté como periodista en la ronda gala de 1999. Creo que aquella baja tasa fue anecdótica. El ciclismo español vivía en plena euforia. Era la época de Induráin. Además del Banesto, participaron el Once, el Kelme y el Mapei, donde estaba Escartín. Lo que sucedió es que la buena salud del pelotón hispano atraía a figuras internacionales. Jalabert y Zulle encabezaban el conjunto Once; el colombiano Buenahora era líder del Kelme... Pese a que Induráin se retiró tras el final de la campaña 1996, nuestro ciclismo mantuvo el nivel. Conservó sus cuatro patas: equipos, ciclistas, carreras y cobertura televisiva. Corredores como Freire, Sastre, Valverde, Samuel, 'Purito' y, sobre todo, Contador, sostuvieron en alto la bandera. Pero todos ellos habían salido de una cantera abonada antes de la 'Operación Puerto' y del nacimiento del UCI Pro Tour. El dopaje y la globalización compusieron un cóctel letal para el ciclismo español, que sigue sin sacar los pies de ese barro. La España ciclista se ha empobrecido. No volverán los viejos tiempos. A lo que puede aspirar es a imitar el modelo francés, esto es, a crear  un calendario de carreras de segundo nivel que faciliten la creación de equipos modestos y sostenibles. Esas escuadras serán el trampolín para lanzar figuras al UCI World Tour. Muchas de ellas competirán en conjuntos extranjeros, los únicos con capacidad para pagar a las estrellas. Pero, bueno, al fin y al cabo, el ciclismo es, en esencia, un deporte individual. De ciclistas. Es, además, un deporte con mil vidas. No hay escándalo ni mal que lo mate. Como dicen los biólogos, la clave de la supervivencia es la capacidad de adaptación.





No hay comentarios:

Publicar un comentario