Manolo Saiz ha sido una figura clave en el ciclismo de
finales del siglo XX y comienzos del siglo XXI. No se puede entender este
deporte a nivel nacional e internacional si no se tiene presente la aportación
del director del mítico equipo ONCE.
Antes de continuar, me gustaría alertar a aquellas personas
que hayan empezado a leer esta entrevista con el morboso interés de leer algo
sobre dopaje o la Operación Puerto, que será mejor que no sigan leyendo. No
encontrarán aquí nada relacionado. Esta es una entrevista en la que
hablaremos única y exclusivamente de ciclismo. Por el
contrario, invito a seguir leyendo a los apasionados del ciclismo, a los que
disfrutaron de una forma de correr tan atractiva y a los que les gusta conocer el pasado de este deporte para entender el presente.
Curiosamente esta entrevista comenzó hace veintitrés años.
El 10 de septiembre de 1997, antes de la salida de la quinta etapa de la Vuelta
a España, un chaval de 14 años esperaba en los aparcamientos del hotel Sherry
Park en Jerez de la Frontera la salida de Manolo Saiz. Una vez conseguida la
tan deseada foto y el correspondiente autógrafo, el chico le dijo a Manolo “Qué pena que Zulle se vaya del
equipo”. Por aquel entonces Alex Zulle ya había anunciado su fichaje por el equipo
Festina. El director de la ONCE le respondió “Un día tú también te irás de tu
casa”. Aquel joven era yo y efectivamente, me fui de mi casa. A la hora de
preparar la entrevista he querido comenzar por la pregunta que no le formulé
bien en aquel momento.
Foto: El Correo Vasco |
¿Qué supuso la baja de Zulle para el equipo?
Fue una tristeza. Se había criado con nosotros, había pasado
de amateur a profesionales con el equipo. Cuando estás tanto tiempo con un
corredor y lo vas haciendo, quieres mucho a la persona además de al ciclista.
Es una pena, te quedas triste pero es ley de vida. Siempre hay momentos en los
que el equipo tiene que cambiar, dar un giro, y aprovechas cuando uno de los líderes
se va. Indudablemente para nosotros fue un palo, pero teníamos que seguir
luchando y eso fue lo que hicimos.
¿La llegada de Olano en el 99 cubría ese perfil que dejó
Zulle?
Son corredores muy diferentes. Nadie ocupa el sitio de otro
y nadie llena el sitio de otro. Todos los corredores son diferentes y los equipos
nos tenemos que ir adaptando a los corredores que fichamos. El equipo se adaptó
y había que seguir adelante.
¿Cómo de cerca estuvo Induráin (1996)?
Eso queda en el interior de cada uno. Estuvimos mucho tiempo hablando. No pudimos llegar a un
acuerdo definitivo y punto, sin más. Él y yo somos amigos, nos llevamos muy
bien. Lo que siempre diré es que Induráin ha sido el mejor corredor de la
historia de España y que he tenido la suerte de poder convivir y vivir esa
época.
Nosotros fuimos el mejor equipo de España pero no teníamos al
mejor corredor español. La ONCE es una
empresa que está al servicio de todos los españoles y que a nivel nacional está en
cada uno de los pueblos. Era importante que además de ser el mejor equipo tuviésemos
al ídolo de España.
¿Qué hubiese hecho con Zulle, Jalabert e Induráin juntos?
Lo había hablado mucho con Jalabert y Zulle. Era una
decisión consultada. Habíamos dividido el calendario para que dos de ellos
estuviesen en las tres grandes vueltas. La verdad es que lo teníamos todo
planificado para que si llegaba Induráin, a nadie nos cogiese de nuevas y
pudiéramos actuar acorde a como era el equipo y a seguir funcionando.
Lógicamente, si daba un paso así me gustaba tenerlo hablado con los corredores.
Recuerdo que tuvimos muchas reuniones con Jalabert y con Zulle para poder
hablar de todo ello. Del calendario no me acuerdo exactamente pero si recuerdo que los tres iban al
Tour.
¿Los fichajes los elegía usted directamente?
Los fichajes los elegía yo directamente. Podía escuchar
recomendaciones, pero si yo no los veía no se fichaba a nadie. Teníamos una
relación directa con el Iberdrola y una dirección indirecta, pero fuerte, con
el Baqué. No solo cogíamos a corredores de esos equipos. Recuerdo una carrera a
la que fui a ver a un corredor, me quedé enamorado de Mariano Rojas y le fiché. Siempre
hay que tener una mentalidad abierta para poder coger a gente. Cuando iba a ver
carreras me gustaba ver ciclistas y no ganadores. Siempre me fiaba mucho de las
cosas que yo veía.
¿Cómo lo haría con un nuevo equipo?
Sigo viendo muchas carreras amateur pero indudablemente
necesitaría de más consejos, de una ampliación de nombres. Tendría que escuchar
a mucha gente que conozco y escuchar recomendaciones. Ver e intentar coger a la
gente que puede servir.
Aunque solía tirar de jóvenes, también fichó a veteranos,
¿cuáles fueron los motivos por los que fichó a Marino Lejarreta y Erik
Breukink por ejemplo?
Sobre todo solidez en el equipo. Cuando fiché a Marino
quería solidez y un líder carismático, un buen líder. Con Breukink quería una
apertura internacional, un equipo más fuerte, más reconocido en el mundo y que
nos diese más seguridad. Con cada corredor miras una cosa y buscas objetivos de
cara al futuro. Cuando fiché a Jalabert mucha gente pensaba que le fichaba por
ser esprínter y yo le fichaba porque sabía que era mucho más corredor que un
esprínter.
¿Qué tenía pensado para la apertura internacional del
equipo en los últimos años?
En el momento de Liberty teníamos el mejor equipo joven del
mundo, los mejores jóvenes de cara al futuro. Estábamos también intentando construir
un equipo para las clásicas. Quería que el equipo se abriese a las clásicas
internacionales, porque al contrario que la ONCE, éramos un equipo muy
internacional. Liberty americano y Würth alemán. Quería acercarme a esos países,
y acercarme a las carreras que se ven en esos países y que se adoran en esos
países.
Hay corredores que se fueron y volvieron, como Mauri,
Bruyneel, Etxebarria o Beloki, ¿a qué se debieron esos regresos?
Ellos aprovecharon un momento importante en sus vidas. Les
hicieron una oferta donde pensaron que podían ser jefes y muchas cosas. Luego
se dieron cuenta de que donde mejor estaban era bajo el cobijo de la ONCE. Les
gustaba mucho más nuestra filosofía y por lo tanto era un orgullo para mí. Cuando
un corredor vuelve a un equipo significa muchas cosas. Es síntoma de confianza,
de calidad, acercamiento y de amistad. Que ellos volviesen para mí era una
autentica satisfacción.
Foto: Wikipedia |
¿Cómo era la pretemporada de los corredores de Manolo Saiz?
Duras. Imagino que para los corredores eran duras. Eran de
muchísimo trabajo, de mucho trabajo en silencio, de mucho trabajo
complementario fuera de la bicicleta. Se hacían muchas horas en bici y muchas
horas en el gimnasio. Duras, sobre todo para hacer una base física para mantenernos
bien durante toda la temporada. Creo que eso era una marca de la casa. Los
corredores luego no eran buenos solo un mes sino que duraban en un gran estado
de forma durante todo un año. Eso era fruto de la pretemporada. Por lo tanto,
pese a la dureza, lo hacíamos con una gran motivación y con una gran mentalidad
y convencimiento de que eso nos iba a dar mucha fortaleza para todo el año.
¿Cuáles eran los objetivos que se marcaba para las
concentraciones?
Convivencia, crecer e ir marcando a los corredores lo que queríamos
para ese año. Había muchas reuniones, muchas charlas, mucha confianza, se
hacían las novatadas entre ellos…No solo había que mirarlo desde un punto de
vista deportivo sino desde un punto de vista de convivencia y amistad. Pero sobre
todo transmitirles la importancia del equipo y crear unos hábitos tácticos. Esos
hábitos también se pueden crear en charlas. Les decía cuál iba a ser la
filosofía del equipo, cuál nuestra forma de trabajar, quiénes íbamos a
coincidir en las carreras, qué objetivos nos marcábamos en cada una de ellas,
quiénes iban a ser lo líderes en cada carrera, de qué corredores pensaba que su
progresión nos iba a llevar a mejorar mucho y a que todos tuviesen
oportunidades. Creo que eran charlas en las que demostraba a los corredores
toda mi confianza y sobre todo la confianza que tenían que tener entre todos
los compañeros.
Una curiosidad, ¿por qué elegía El Bosque (Cádiz) para las
concentraciones de pretemporada?
Teníamos asegurado el clima. Se podía descansar por las noches
y durante el día se estaba muy bien a partir de las 11 de la mañana. Era un
hotel para nosotros solos, carreteras aliviadas de tráfico, todo tipo de recorrido,
llano y montaña. Las dos zonas que más me gustan de entrenamientos son El
Bosque (Sierra de Cádiz) y Almería. Tienen muchas cosas que aportar de cara al
entrenamiento. Muchas veces me pregunto por qué los equipos van mucho a Calpe o
Benidorm. Realmente son un peligro.
¿Cuántos días de concentración le hubiera gustado hacer
al año?
A mí lo que realmente me hubiese gustado es que todos los
corredores viviésemos en la misma zona. Era un objetivo que tenía en mi cabeza.
Muy difícil de cumplir porque los ciclistas tienen hijos que tienen que ir a la
escuela y tienen su familia directa. Pero lo que realmente me hubiese gustado,
como ocurre en otros deportes, es que todos los ciclistas se hubiesen
desplazado a la misma zona y que todos hubiésemos vivido en la misma ciudad. Es
muy difícil por una sencilla razón. Si juegas al futbol estás seis días en casa
y un día fuera. En el ciclismo estas treinta o cuarenta días fuera y tienes que
dejar a tu mujer y tus hijos solos. Es más lógico dejarlos rodeados de la
familia. Además, la mujer influye mucho en el corredor. No es lo mismo que al
hablar con su mujer ésta les diga que le echan de menos, que están solos, que se
hace muy largo, que no tiene motivación…sin embargo, estando con los suyos, te
echa de menos pero está rodeada de su gente. Es un deporte muy diferente y entendía
que no se podía hacer. También entendía la otra vertiente psicológica y tenía
que mirar el lado psicológico positivo y de motivación.
Hoy en día algunas concentraciones previas a Navidad, según
se ve en las redes sociales, parecen más un encuentro comercial para las marcas
que plenamente deportivo, ¿qué le parece este tipo de concentraciones?
Creo que las concentraciones son muy importantes y que son
para trabajar. Además de la marca se puede empezar a enseñarles en qué fórmula
y circunstancias nos vamos a mover. Recuerdo una concentración que hice en Sanlúcar
de Barrameda (Cádiz). Por mucho que se dijera que eran comerciales, se iba allí
a trabajar y a empezar a crear las bases. Al final el ciclista está
prácticamente quince días, o un mes, haciendo cosas de vacaciones pero
preparando también el futuro, porque el descanso también forma parte del futuro.
Cuando veo que normalmente se hacen concentraciones de ese tipo…creo que además
de marca tienen que ser como base del trabajo.
Se muestra contrario
al uso de redes sociales por los ciclistas, al menos en carrera, ¿cómo
gestionaría esto teniendo en cuenta las necesidades de los sponsors?
Puedo estar en parte de acuerdo, pero hay que ser muy
realista en algunas cosas. Hoy hay mucho ciclista de twitter que tienen diez
mil seguidores, o veinte mil, y como les alaban se creen que son Eddy Merckx. Yo
me río porque cuando veo a un corredor decir “voy a ver si preparo la Vuelta
España (u otra)”. Me dan ganas de decirle “oye so cabrón, gana al menos una
vuelta de tres días antes de decir que vas a preparar la Vuelta a España. Si no
eres capaz de ganar una vuelta de tres días como vas a ser capaz de ganar una Vuelta
a España”. Cada uno en su red social es Eddy Merckx y eso no es cierto. Por eso
me da tanta rabia. Creo que ya hay ciclistas pagados por twitter, y eso no lo
puedo entender porque son ciclistas de un palmarés vacio. Lo que quiero es que
el ciclista se deje de chorradas en twitter y que se dedique al trabajo y a
ganar carreras. Twitter está creando que un día se llegue a la salida y los
ocho corredores del equipo se crean que van a ganar la Vuelta a España. Eso no
es lógico. Antes de comenzar una Vuelta a España parece que hay diez líderes
pero en realidad solo hay dos corredores que pueden ganar la Vuelta a España en
el momento de la salida. Las redes sociales crean muchos ciclistas profesionales
que en realidad no lo son. Hay corredores que se fichan y digo “¡¿esta gente no
lo ve?!” El que tiene tiempo para las redes descuida otras cosas porque se lo
cree ya que reciben mensajes positivos de los amigos. Eso no cuenta. Lo que
cuenta son los directores. Son los que saben ver esas cosas. Yo quiero
corredores de carretera y no corredores de twitter.
Foto: Rodolfo Espinosa/Marca |
¿Usted era el preparador físico de todos sus ciclistas?
Sí, yo llevaba la preparación física de todos.
¿Qué método usaba para los entrenamientos?
Exactamente igual que ahora. Hoy hacemos paralelismo entre
la potencia y la frecuencia cardíaca. Antes no había prácticamente potenciómetros
o se empezaron a utilizar en mis dos últimos años. Hasta entonces se controlaba
el entrenamiento con la frecuencia cardíaca. Recuerdo por ejemplo cuando entrenaba
a Chozas en el año 88, antes de tener la ONCE, o en el año 83-84, durante todos
esos años trabajamos con pulsómetro. Trajimos el primer pulsómetro que era un Seico
y con él controlábamos el entrenamiento.
¿Qué tipo de entrenamiento realizaría ahora?
Siempre mezclaría las dos cosas. Yo les explicaba mucho a
los corredores por qué se entrenaba de una manera o se entrenaba de otra. Pero hoy
los corredores están obsesionados con los vatios por kilo y no sé hasta qué
punto es bueno que el corredor se obsesione con todas esas cosas. Parece que
sus cabezas solo funcionan si están dentro de los parámetros que ellos ven de
vatios kilos. Es muy importante para los resultados, o para controlar los
entrenamientos, pero no tanto como para medir el resultado de la competición.
¿Qué le parece el uso de los potenciómetros en carrera?
Recuerdo la escapada larga del Glandon de Zulle. Fue toda la
escapada controlado por frecuencia cardíaca. Íbamos determinando a qué
frecuencia tenía que ir en cada momento. Pero en el último puerto, o en el
momento de los ataque de los grandes líderes, te tienes que olvidar del
pulsómetro, del potenciómetro y solo puedes pensar en la carrera en sí. La
carrera es una situación táctica y no una situación de potencia.
¿Hacía visionado de vídeos?
Le recomendaba que viesen alguna carrera pero no hacíamos
visionados de vídeos. Yo estaba mucho más convencido en los hábitos tácticos y
en los hábitos físicos de cada día. En
competición era muy partidario de los hábitos tácticos, y si no se cumplían eso
hábitos, había que romper la situación para volverla a crear con los hábitos
que nosotros teníamos de competición. Yo era más de eso que de visionar
carreras porque cada momento es diferente. Muchas veces visionabas las carreras
para recordar cómo eran los puertos o el recorrido, pero no por lo que podías
ver ya que cada situación es diferente. No es lo mismo subir el Tourmalet cuando
acaba en La Mongie que subir el Tourmalet cuando te queda aun Luz-Ardiden. No
tiene razón de ser ver ciclismo por táctica, tienes que ver ciclismo para recordar
hechos y para ver detalles de lo que pasa en la carrera.
¿Os veíais a vosotros mismos?
Veíamos vídeos alguna vez de la contrarreloj. Les enseñaba situaciones
o posiciones que habían adoptado en la contrarreloj y les enseñaba que era
mejor adoptar otra, pero nada más. Lo hacía para analizar mucho más la técnica
individual que la táctica.
A Jalabert decidió transformarlo en un corredor de grandes
vueltas, ¿cómo fue aquella transformación?
Desde el primer día que llega al equipo le marco objetivos
anuales y trianulaes. No solo pienso en el entrenamiento del día concreto, ni
del año concreto, sino que pienso en los años venideros. Intenté ir modificando
su peso. Tuvimos que trabajar mucho para cambiar la pedalada. El primer año
fuimos cambiando la técnica de la pedalada y fuimos haciendo cosas que normalmente
no hacía en los entrenamientos. En el día a día íbamos cambiando las cosas y
sabíamos que en cuanto diésemos ese paso teníamos claro cuál era el siguiente
paso, y el siguiente. Eso transmite mucha confianza a los corredores porque ellos
saben cuáles son los pasos que van a dar, cuáles son los objetivos de cada
momento y que una vez cumplido ese objetivo no se acaba, sino que hay otros
objetivos por cumplir.
Foto: AFP |
¿Qué indicaciones les daba a sus corredores sobre nutrición?
Daba, junto al médico, las pautas de cómo quería que se
comiese. Les dábamos charlas sobre qué comer, qué hacer o qué no hacer. Les
indicábamos que después de un entrenamiento de un tipo era mejor comer de esta
manera y que después de otro entrenamiento diferente era mejor comer de otra
manera.
Por contarte una anécdota, con Zulle, al que le costaba un
poco más, era cuestión de contárselo a su madre. Como a la madre le dijese que
durante unos días solo podía comer esto y esto, la madre lo cumplía a rajatabla.
No le dejaba pasarse ni un milímetro (risas). La complicidad de la familia es muy
importante y muchas veces tienen que contar con ellas para que todos vayamos
remando en la misma dirección.
¿Por qué tiene fama de ser exigente en cuanto al control de
peso?
Tiene que ser así. La vida es una cuestión de hábitos. Si no
eres capaz de mantener el peso es que no sabes cuidar los hábitos en la
alimentación. Si no sabes cuidar los hábitos en la alimentación tampoco vas a
saber cuidar los hábitos en los entrenamientos, ni en competición, ni los hábitos
tácticos. Al final, cuando creas determinados hábitos en determinados campos,
lo que estás creando es una fortaleza mental que luego también te va a ayudar
en todos los aspectos de la vida.
¿Qué detalles suman en el rendimiento de un corredor? (Por
ejemplo, el intento del Sky para que Froome durmiera en la caravana del equipo
aunque finalmente se lo impidieron)
Todas esas cosas son muy viejas y eso se ha intentado
durante muchísimo tiempo. Sabemos que el Tour no te dejaba dormir fuera de los
hoteles, no era la UCI sino el Tour
quien te lo prohibía. El Tour te daba los hoteles y quería que todos los
corredores participasen en las mismas condiciones. De hecho, ya se le cortó a LeMond el ir a dormir a una autocaravana.
Por lo tanto, en esa dirección teníamos que caminar. Por supuesto que lo ideal
sería viajar al Tour con autocaravanas y ser autosuficientes, pero entonces dónde
montas todas las estructuras.
Permitir los cocineros ya es algo importante. Siempre dije
que se podían permitir los cocineros pero no entrando en la cocina del hotel. De
hecho nosotros ya teníamos un autobús con cocina en aquellos años. Hablamos de los
años 92-93. Si ya fuimos capaces de hacer eso, con más motivo hacerlo hoy.
Muchas veces, lo que hoy se vende como novedades, estaban ya creadas en el
mundo del ciclismo pero no hacíamos publicidad de ellas porque fundamentalmente
eran cosas que marcaban y diferenciaban la calidad de los equipos.
¿Dejaba espacio en la gestión del equipo a los capitanes o le gustaba ser el único referente en carrera?
A mí me gustaba ser el referente con mis masajistas, mis mecánicos,
mis médicos, y los corredores son parte del equipo. Dentro de esa parte, la
única misión que tienen ellos es la de dar pedales, ser buenos compañeros y
trabajar en grupo. No puedes dejar que en un equipo mande un corredor, porque
si manda un corredor estás haciendo lo que le interesa a él, pero no lo que le
interesa a los otros 28 corredores. El único que es capaz de controlar lo que
le interesa a los 29 es el propio director con ayuda de su equipo técnico. Eso
siempre lo he tenido bien claro. Para mí todos los corredores eran igual de
importantes. Muchas veces cuando creábamos bicicletas especiales lo mismo se le
creaba al primero que al último. Todo el mundo se tiene que sentir importante y
parte de ese equipo. Si dejas al líder mandar, estás despreciando el
pensamiento y lo que quieren los otros 28.
¿Un director debe ser para usted más un líder o un gregario?
El director tiene que tener una autoridad. Otra cosa
diferente es que se apoye en el equipo técnico, que tenga que escuchar y que se hablen las
cosas, pero la última decisión es del director y como tal hay que mantenerlo y
admitirlo. Cuando uno llega a meta tiene que saber que el triunfo de los
corredores y las derrotas son del director. Eso lo tienen que tener claro, y
para que se de esa premisa el director tiene que saber mandar.
¿Tenía corredores que le hacían de puente con el resto de
corredores?
Al principio era más así porque no había pinganillo. Cuando
llegaron los pinganillos las órdenes llegaban a los nueve corredores al mismo
tiempo. No obstante, siempre hay alguien con el que tienes más confianza y que
en carrera es el que manda, en el sentido de que si no funcionaba la comunicación,
o no funciona una situación, él sabía coordinar. Por eso digo que los hábitos
son muy importantes. Tienen que ser muy importantes porque eso te da la
capacidad de reaccionar en segundos y no en minutos. Tres o cinco minutos es el
tiempo que puede tarde Radio Vuelta en darte la información. Son importantes esos
hábitos para poder reaccionar en el momento presente.
¿Cómo se gestionaba la relación entre Jalabert y Zulle como
colíderes del equipo?
Me preocupaba de que hubiera mucha relación entre yo y
ellos. Intentaba hablarles siempre día a día, pasar un rato en la habitación
con ellos, explicarles lo que se había hecho mal y lo que habían hecho bien.
Decirles cómo había que funcionar para poder coordinarlos. Todo esto lo hacía
de manera individual y luego de manera colectiva. No solo con ellos dos, sino
con todo el equipo. Así que había una complicidad máxima tanto a nivel
individual como a nivel colectivo.
En los casos en los que hay problemas entre corredores,
¿cómo se resuelven?
Si se da una situación en la que el ambiente no es correcto
entre dos corredores, ahí es donde tienes que ser autoritario. Hablar con cada
uno de ellos y hacerles comprender lo que están haciendo mal. Hacerles
comprender que por encima de ellos hay un sponsor, por encima de ellos dos está
la afición, por encima de ellos están nuestros seguidores, por encima de ellos
están el resto de compañeros, y hacerles ver todas estas cosas para que aparquen
las diferencias y para que se trabaje colectivamente.
Entre el 95 y el 97 Jalabert consigue muchas victorias,
¿cómo se mantiene esa sed de victorias?
Puedes ir creando y mentalizándolo, pero indudablemente es
el corredor el que tiene que tener ese punto de ambición. Ese punto de decirle “vamos
a intentar esto” y que él diga “venga vamos”. Ese venga vamos del propio
corredor es puro convencimiento de que en realidad lo quiere hacer. Tú le vas
hablando y diciendo las cosas, pero si él no quiere, no quiere. Cada corredor
puede tener o no ese punto de ambición y Jalabert lo tenía.
¿Cuáles fueron sus mejores rivales?
Siempre tuve mucha admiración como director por Ferretti,
Echavarri e indudablemente Mínguez que me aportaba mucho tácticamente. Mínguez
era valiente y aportaba mucho autoritarismo. A José Miguel lo tenía como un
director con mucho aplomo y un contacto directo con los corredores.
En cuanto a corredores, muchos. He admirado a Induráin, Armstrong,
Ullrich, Bartoli, Musseeuw, Tom Boonen…Como soy una persona del mundo del
ciclismo y me gusta muchísimo el ciclismo, no solo saboreaba mis victorias sino
que saboreaba las de los demás. El estar allí presente y ver esas victorias que
no eran mías, sino de otros corredores, también las hacían indispensables. He
disfrutado de las vitorias de rivales aunque nos ganasen a nosotros directamente.
Por ejemplo, la Lieja-Bastoña_Lieja que nos ganó Bartoli escapado con Zulle y
Jalabert, para mí fue toda una lección de Bartoli, y como tal, sentí una
admiración tremenda por él.
Foto: Tim |
¿Cómo trabajaba las contrarreloj por equipos?
De muchas maneras. No solo las entrenábamos fuera de la
competición sino que también lo hacíamos dentro de la competición. El equipo
tenía que tirar en muchas ocasiones y yo les decía “Vamos a tirar por este
orden, vamos a hacer esto, vamos a hacer lo otro…así nos sirve de entrenamiento
de cara al equipo” ¿Es tan importante entrenarlo? No, lo que es importante es
que el corredor se vaya mentalizando de que estamos haciendo cosas de cara al
futuro y eso crea psicológicamente una sensación de trabajo y preparación. Pero
que a nadie se le olvide que la contrarreloj por equipos tampoco hace falta
trabajarla enormemente. Tiene dos partes, la física y la técnica. La física se puede
trabajar de manera individual y la técnica también. Se supone que cuando un
ciclista llega a profesional esa técnica individual la tiene muy perfeccionada.
Lo que hay que hacer es hablarle a los corredores muchísimas veces de esa
manera, y como te digo, en momentos en los que hay que tirar durante 40 kilómetros
aunque ellos digan “Joder que aburrido” hay que insistirles en que “Tenemos que
tirar por esto y por esto, pero también vamos a tirar porque vamos a preparar la
contrarreloj por equipos”. Así ibas logrando una mentalización por parte de los
corredores. Ellos sabían que para el equipo la contrarreloj era muy importante.
¿Cómo decidía la posición de cada corredor?
Ibas viendo e ibas marcando. En la contrarreloj hay mucha
táctica. Depende de cómo ordenes a los corredores, el equipo es más conservador
o más agresivo. Ganamos una contrarreloj por equipos en el Tour del año 2000 al
US Postal. Les dije a los corredores que sabía que el equipo de Armstrong iba a
intentar ganar la crono en una zona concreta, ¿por qué lo sabía? Porque conocía
bien a Bruyneel y a Armstrong, y sabía
que la iban a intentar ganar ahí. Por lo tanto, a esa zona tenemos que llegar
con tantos segundos de ventaja, si llegamos con esa ventaja podemos mantener la
distancia, o perder un poquitín, para ganar al final. Esto quiere decir que
ganamos la crono por táctica.
En el puente el US Postal se desmembró porque cometieron el
error de querer ganar la crono donde no debían. En ese sentido yo me preocupaba
por mis corredores y sabía dónde era fuerte mi equipo y dónde les tenía que
dejar descansar para llegar fuertes a otro punto importante. Para hacer una
táctica así hay que trabajarla.
¿Cómo se le podría haber ganado al BMC en esta
especialidad?
Posiblemente en la táctica. Siempre hay cosas que hacer. Recuerdo
que a veces hacíamos muy dura la etapa anterior a la contrarreloj por equipos.
Les mentalizaba de que teníamos más poder de concentración que los demás, que
los otros equipos llegarían más fatigados y que nosotros teníamos esa capacidad
para recuperar y esa mentalización para hacerlo mejor. BMC era un equipo de
grandes clasicómanos, corredores de grandes esfuerzos de una hora, u hora y
media, y eso hay que trabajarlo.
¿Qué aspectos de la normativa actual le parecen que han sido
un adelanto y cuáles un atraso para el ciclismo?
El 90% de las normativas son restrictivas y las
restricciones no permiten avanzar. Creo que eso es un error. Los reglamentos,
sobre todo en material, no tienen que ser restrictivos sino un elemento
estimulante porque si no estás perjudicando al que realmente piensa en ser
mejor que los demás. Cuando igualas, lo que estas igualando es a los vagos con
los no vagos, y yo estoy en contra de esas cosas.
¿Qué le parecen los actuales recorridos?
Creo que siempre tiene que haber etapas largas, alguna etapa
de montaña dura, larga y sacrificada, que marque las diferencias. En cuanto al
resto de etapas me parece muy bien que haya etapas cortas que sean más
dinámicas. Con lo que no estoy de acuerdo son con las paredes. No puede haber siete
llegadas en pared porque aportan un minuto de espectáculo pero no aportan nada
al resultado de la competición. Siempre estaré en contra de eso. Me gusta que
en el ciclismo pueda haber imaginación y ataque contraataque. En las rampas
duras ni hay ataque ni contraataque. Son cinco o seis minutos de máximo
esfuerzo y nada más. No hay posibilidad de reacciones tácticas y contraataques.
Foto: Rodolfo Espinosa |
¿Por qué el Giro nunca fue objetivo claro para vosotros?
Hay que pensar de dónde eres. Hay dos cosas claras, que el Tour
es la carrera más importante del mundo y que la Vuelta a España era la vuelta
de nuestro país. Por lo tanto, había que organizarlo todo en función de esas
dos competiciones. En algún momento intentamos romper eso, por ejemplo,
llevando a Jalabert al Giro (1999) para intentarlo ganar. De hecho, se llevó la
maglia rosa mucho tiempo. Se estuvo luchando prácticamente hasta la última
etapa de montaña para ganar el Giro. Eso ya fueron pasos importantes, pero no
podíamos olvidar que el Tour y la Vuelta para nosotros eran las más
importantes.
¿Qué hubiera supuesto para su equipo ganar el Tour?
Es una culminación del trabajo y de los hechos. Hicimos
segundos en varias ocasiones. Creo que hicimos grandes Tour de Francia y me
quedo tranquilo y conforme con lo que hicimos.
¿La ONCE hubiera seguido más tiempo como sponsor con un Tour
ganado?
Creo que la ONCE era mucho más feliz ganado la Vuelta que el
Tour. A la ONCE como entidad me refiero. La prueba está en la gran
manifestación de camisetas amarillas que hubo el año que ganó la Vuelta Jalabert.
Creo que el Tour de Francia es más ambición deportiva que cualquier otra
situación.
¿Qué hace falta además del viento para organizar un buen
abanico?
Lo primero estar muy mentalizado, lo segundo hablar mucho de
ellos, y lo tercero tener corredores valientes con la confianza suficiente en
ellos mismos. Eso es lo que les decía yo como director para llevar a cabo los
abanicos. Al final, los abanicos tienen una composición psicológicamente muy importante.
Foto: Marca |
Muchos de los corredores que pasaron por su equipo han sido corredores
valientes, ¿cuánto de esta valentía es del propio corredor y cuánto del
director?
Siempre he dicho que el 95% es del corredor y que el otro 5%
es de los que estamos alrededor. Tienes capacidad de influencia en ese 95%, y
la tienes psicológicamente por encima de cualquier otra cosa. Pero por mucho
que influyas tienes que saber que estás dentro de ese 5% y que el 95% de lo que
pasa es del corredor. Por eso te digo que cuando un corredor gana es victoria
del corredor y que cuando un corredor pierde tiene que ser derrota del
director.
¿Cómo conseguía equilibrar la balanza entre esta forma valiente
de correr y el riesgo de perder resultados?
Es cuestión de hablarlo con el corredor. Tienes que
plantearle todo lo que puede salir bien y todo lo que puede salir mal. Es como en
el entrenamiento, a mi me gustaba contarles a los corredores las sensaciones
que iban a tener. Qué iba a pasar después de un entrenamiento y qué después de
otro. Les decía “No te preocupes que mañana te va a pasar esto… te vas a
encontrar fatigado la primera hora y media, luego te vas a encontrar mejor, y
la ultima hora de entrenamiento te va a costar más pero es la que más vale”. Si
le ibas mentalizando de lo que le iba a pasar, el corredor ya estaba prevenido y
se convertían en situaciones normales. El fracaso es parte del deporte. Sin embargo,
ahora parece que el fracaso nadie lo quiere y hay que mentalizarse de que el
fracaso es también una victoria. Es muy importante fracasar para volver a
ganar.
¿Tuvo en alguna ocasión freno por parte de los sponsors para conservar algún resultado y no arriesgar?
Jamás. Siempre he tenido sponsors ejemplares y siempre digo
que el presidente del equipo Don José María Arroyo era el presidente ideal para
cualquier cosa de la vida. He tenido mucha suerte, mucho de lo que soy es
gracias a ellos y siempre tendré palabras de agradecimiento y de complicidad
con los sponsors que he tenido.
Cuando vuelva al ciclismo profesional, ¿estará en el coche o
eso lo dejará para otros?
Me imagino que estaré fuera. Eso no quita para que mate
algún día el gusanillo dirigiendo una contrarreloj por equipos, o una vuelta de
3 días, o una clásica. Pero fundamentalmente quiero tener directores que ya
tengo en mi cabeza y que si se diese la oportunidad, que fuesen ellos los herederos
de mi pensamiento. No diré los nombres. Los daré cuando llegue el
momento.
Bruyneel, Neil Sthepehns, fueron algunos de los corredores de su equipo que luego se hicieron directores deportivos, ¿ve algo suyo en la forma que tienen de dirigir?
Sí, por supuesto. Veo muchas cosas y eso te da mucha alegría
interior. Aunque no lo hables y nadie lo hable. Cuando tú ves la reacción del director
en carrera y ves que es una reacción aprendida…como te decía antes, yo era
partidario de los hábitos. Se crearon unos hábitos que van a formar parte de sus
vidas y de sus creencias, y me siento satisfecho de ello.
¿Cuál es el equipo actual que ve más parecido a su forma de
entender el ciclismo?
El Astana es el equipo que más parecido a mis pensamientos
enfoca la carrea. No me gusta el ciclismo reservón del Sky (Ineos), pese a que
ganen muchas carreras. Tampoco me gusta el ciclismo que corre permanentemente a
rueda. Para mí el Astana es un equipo que gane, o no gane, trabaja las
victorias y siempre me han gustado las victorias que son resultado del trabajo
y no del aprovechamiento de los demás.
¿Vinokourov nunca le ha tentado a volver como director?
No estuvimos mucho tiempo juntos. Prácticamente fueron seis
meses, y seis meses de adaptación. Eran momentos en los que me tenía que poner
muy duro con él porque estaba acostumbrado a hacer las cosas de una manera y yo
quería que las hiciese de otra. Por lo tanto tampoco es que tuviese la misma fortaleza
de relación que podía tener con otros.
Foto: TDF |
Elija dentro del pelotón actual, un líder, un gregario, un
hombre de equipo, un escalador y un valiente.
Líder: Como líder Froome. Creo que es un corredor dócil,
amable, competitivo, combativo, y me parece que es un líder líder. Luego también
está la frialdad de Roglic y si tuviese que elegir un corredor de cara al futuro
me inclinaría por Pogacar.
Gregario: Los gregarios por excelencia ahora están en el
Ineos, pero yo por mi relación con él y porque sé cómo piensa, diría Luis León
Sánchez. También algún corredor más de Astana que tienen clara esa mentalidad
de ser gregario importante en momentos importantes. Si te fijas, los grandes
gregarios son los españoles. El español es un ciclista que tiene mucha
mentalidad de que para ganar hay que trabajar la victoria.
Escalador: Parece que ahora mismo el más completo es Egan
Bernal. Es el mejor escalador actual.
Valiente: De todos estos últimos años he disfrutado mucho de
Nibali. Es un corredor atacante que busca la victoria. Un corredor valiente por
excelencia.
¿Qué opina de la llegada del mundo anglosajón al ciclismo?
Todo el mundo que llega siempre aporta cosas nuevas. Lo que
no me ha gustado es que se haya cambiado el idioma del ciclismo. Siempre he
dicho que la tradición en el mundo del deporte también es importante. El
francés era el idioma por excelencia de este deporte y habría que haberlo
mantenido. Al principio el inglés era cooficial, siempre lo fue, pero se
hablaba en su medida justa. Ahora sin embargo, prácticamente solo se habla
inglés. Me parece que el ciclismo suena mejor en francés y en italiano. De
todas formas, creo que han aportado experiencia e innovación. Muchas veces, cuando
se viene de países no tradicionales, se aporta valentía a la hora de tomar
decisiones y el ciclismo anglosajón ha aportado muchas cosas.
Puedes definirme en pocas palabras a los siguientes
corredores:
Melcior Mauri: Comencé a trabajar con él de junior y es un símbolo para mí.
Melcior Mauri: Comencé a trabajar con él de junior y es un símbolo para mí.
Herminio Díaz Zabala: Ha sido el hombre de equipo de la ONCE
por excelencia.
Luis León Sánchez: Era muy joven y no me dio tiempo a
disfrutarlo pero es uno de los corredores con mentalidad ONCE.
Alberto Contador: La ambición desmesurada. Siempre le reprocharé que nunca haya sabido hacer un equipo en torno a él.
Mariano Rojas: Era el mayor bendito del mundo. Un corredor con un futuro súper prometedor y con una humildad terrible.
Mariano Rojas: Era el mayor bendito del mundo. Un corredor con un futuro súper prometedor y con una humildad terrible.
Iñigo cuesta: Un trabajador excelente. Cuando pudimos darle
una oportunidad se la dimos y eso me dio alegría porque era un corredor
sencillo, amable, trabajador y humilde.
Abraham Olano: Es un sacrificado del trabajo y del entreno invisible.
Abraham Olano: Es un sacrificado del trabajo y del entreno invisible.
Mikel Zarrabeitia: Un corredor ONCE.
Carlos Sastre: Un ciclista con ideas propias. Muy muy buen
chaval y muy muy buen corredor. Quizás es el menos nombrado de los corredores
españoles, pero quizás eso demuestra su gran personalidad. Ha sabido estar en
la carretera y no ha intentado estar fuera de la carretera.
Joaquín Rodríguez: El risueño, el carismático. Es una muy
buena persona pero al mismo tiempo muy jocoso y divertido. Sabe claramente
cuáles son sus ambiciones dentro del mundo del ciclismo.
Roberto Heras: Un ciclista nacido para la subida.
Roberto Heras: Un ciclista nacido para la subida.
David Etxebarria: Un buen clasicómano que también valía para
carreras de cinco días. Tenía la ambición necesaria para poder ganar y la
ambición necesaria para trabajar para que otros ganasen.
Joseba Beloki: Es un gran líder al que le faltó ganar un Tour.
Ángel Vicioso: La bomba, para un grupo es la bomba.
Michele Scarponi: Otro corredor divertido, paralelo a
Vicioso. Además coincidieron los dos en el tiempo, eran una pareja...(risas).
Si uno era la bomba el otro era el lanza bombas. Uno la lanzaba y el otro la
explotaba. Sobre todo un grandísimo escalador. Supo hacer de un gregario de
calidad extraordinaria.
¿Cómo de cerca está el regreso de Manolo Saiz al ciclismo
profesional?
No se sabe. Ahora la economía está muy mal y hay que reconocer
que yo necesito un sponsor que quiera venir y creer a toda costa. El patrocinio
en España es un patrocinio muy gubernamental y eso te da miedo y te aleja de
algunas cosas. Pero también me estoy abriendo por cosas a nivel internacional.
Espero que algún día aparezca alguien que sea un directivo joven, al que le
guste el ciclismo, que haya vivido la época de la ONCE y que entienda que es
muy injusto lo que ha pasado. Alguien que decida apostar por nosotros y que nos
deje escribir el final como queremos, y no como otros han querido.
Me despido de Manolo con muchas preguntas sin hacer y con
otras muchas que se amontonaban en mi cabeza conforme transcurría la charla.
Hay mucho ciclismo en él, hay mucha historia en él. Quizás algún día pueda
volver a hacerle una entrevista, quizás ese día sea como director de un nuevo
equipo. En cualquier caso, solo me queda desearle suerte.